Que ingenua fui; que de historias de amor te escribí, que de te quiero´s me creí, que de besos pensé que llevaban sentimientos, que de sonrisas me sacaron con mentiras, que de veces imaginé un para siempre.
Y una sola vez me ha hecho falta para madurar. No diré que soy una experta, no diré que lo sepa todo, no diré que me crea perfecta ya.
Pero que gracias a una sola persona he llegado a darme cuenta de que ninguna historia de amor que escriba importará, ningún te quiero será sincero, ningún beso llevará sentimientos, ninguna sonrisa será por lo que me digan y que los para siempre los compró Disney.
Que por una sola persona, ahora cada vez que veo dos adolescentes enamorados de la mano por la calle no puedo evitar reírme pensando que hay demasiados engaños por el mundo.
Que por una sola persona cada vez que veo un blog con historias de amor pienso que ese escritor aún no entró en el mundo real.
Que por una sola persona está entre mis asuntos pendientes besar todos los sapos que pueda, a ver si alguno se hace príncipe.
Que por una sola persona he aprendido a reír con todas las pequeñas cosas porque sé que las grandes no valen la pena.
Y que por una sola persona se me quitaron las ganas de ser la niña extrovertida que era.
Pero que no le odio; es más, le doy las gracias siempre que puedo: porque eso que tengo ganado sabiendo ya que el amor no existe.
Una vida por vivir. Amistades pasajeras y otras por descubrir. Amores pero también desamores. Historias y cuentos de hadas y princesas por oír. Sonrisas por regalar. Gente que perder. Rincones por descubrir. Historias que confesar. Motivos para luchar. Sentimientos indescriptibles. Llantos en silencio. Y sobre todo, personas en las que confiar.
sábado, 24 de noviembre de 2012
¿Sabes? No gastes ni un puto segundo de vida. No lo malgastes. Porque: ¿cuál será el último? No lo sabes. Y no, no lo hagas mañana, hazlo hoy. Porque cuando dejas algo, llega el momento en el que te das cuenta de que ya es tarde, ya no se puede hacer.
Que no sé tú, pero yo no quiero dejarme nada. Y no sé a los demás; pero a mi un día alguien me dijo que el amor no servía de nada, que solo servía para perder tiempo sufriendo; y no sé los demás, pero yo creo que tiene razón. No amaré, no dormiré, no andaré, no intentaré volar, no esperaré, no lloraré, no mentiré.
El cronometro ya está marcha atrás, y no se puede parar. Y yo, yo quiero llegar a la milésima cero con una sonrisa; diciendo que corrí, que fui optimista, que fui sincera, que reí, que jugué, que sonreí, que disfruté, que fui alguien para el mundo.
Que no sé tú, pero yo no quiero dejarme nada. Y no sé a los demás; pero a mi un día alguien me dijo que el amor no servía de nada, que solo servía para perder tiempo sufriendo; y no sé los demás, pero yo creo que tiene razón. No amaré, no dormiré, no andaré, no intentaré volar, no esperaré, no lloraré, no mentiré.
El cronometro ya está marcha atrás, y no se puede parar. Y yo, yo quiero llegar a la milésima cero con una sonrisa; diciendo que corrí, que fui optimista, que fui sincera, que reí, que jugué, que sonreí, que disfruté, que fui alguien para el mundo.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Disfruta cada puto día al 100%, como si fuera a ser el último. Pero en todo, no te esfuerces solo en vivir. Porque quizás haya un día en el que te falte alguien. Y quizás ese día te des cuenta de que no aprovechaste el tiempo. Y ese día, te odiarás a ti mismo por no haber sabido estar; por haber perdido algo y sin apenas darte cuenta.
Porque te levantarás una mañana más deseando ir a ver a esa persona especial y besarla mejor que nunca porque soñaste que la perdías; y entonces, solo entonces, caerás en la cuenta de que no fue una puta pesadilla sino que si la has perdido, que esa persona se ha ido pero para no volver.
Porque te levantarás la misma mañana con la mirada ausente y con ganas tan solo de llorar dándote cuenta de que dejaste escapar algo por una simple tontería. Perdiste lo seguro por ir de flor en flor; perdiste lo que amabas por rollos de fin de semana.
Y no hay vuelta atrás. No hay marcha atrás ni para volver al momento antes de perderla ni para arreglar el daño que hiciste. Porque te levantarás llorando, pero no sabes que la otra persona probablemente no durmiese porque el llanto no cesaba.
Porque tendrás razón si algún día llegas a esa situación y te dices:"que gilipollas fui".
lunes, 19 de noviembre de 2012
Odio las despedidas
No me gustan las despedidas. Las odio. Es como decir "no te volveré a ver hasta 'no sé cuando' y te beso te miro y te sonrío porque me gusta". Para eso, paso. Me gusta aprovechar cada día al 100%. Y que, cuando sea el momento, hacer como siempre. No despedirme, como mucho hablarle como si al día siguiente fuese a verle otra vez, aún sabiendo que no. Aunque lo que mejor se me da, es girar la cabeza. Mirar lo alto de la montaña mientras los demás dicen "Kika despídete de mi, ¿No?" Pues no, no soy capaz.
No puedo mirar a los ojos a alguien y sonreírle cuando sé que le echaré de menos. Sea por poco tiempo, por mucho o por siempre. Porque siento que ese beso es el de Judas. Prefiero besar a alguien mil veces todos los días que hacerlo un solo día porque se va a ir. Prefiero decir te quiero a alguien por las noches que ese día porque no sepa cuando volveré a poder decírselo. Seré débil, puede. Pero no, no sé decir adiós. Es como admitir que vas a perder algo y no hacer nada para remediarlo. Como dedicar una palabra amable porque va a haber distancia cuando todo el mundo sabe que luego llamamos puta a la distancia.
Y de pequeña, me enseñaron que no debía llorar. Pero siempre me obligaban a despedirme de todos una vez al mes, porque volvíamos. Y no, no quería hacerlo. Daba los besos y todos decían hasta pronto 'si dios quiere' y nunca entendí la frase. Porque era como decir que no habría otra vez. Pero lo peor era cuando la gente me decía lo bonito que había sido todo; yo ya lo sabía y sabía que esas cosas no iban a seguir. Y de pequeña, aprendí a dar la espalda al mundo al subirme al coche y cerrar la puerta sin mirar atrás. Y llorar pero sin que me mirasen, porque no sabía cuando sería la próxima.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Somos como un Romeo y su Julieta del siglo XXI. Somos dos enamorados separados por los números; distancia y edad. Somos dos medias naranjas que encajan al 100%. Somos dos amantes apasionados ocultando sentimientos al resto de la gente. Somos polos opuestos con un alto nivel de atracción. Somos desconocidos que se echaron a la aventura. Simplemente, somos dos jóvenes con un nada del pasado en común pero que un día de verano cruzaron sus miradas. Dos jóvenes que se veían todos los días del último verano. Y yo, soy una joven que sintió con un primer beso que ese era el chico que quería tener siempre a sulado. Y él, él fue viendo cada segundo que de verdad la necesitaba casi tanto como al cigarrillo a media noche. Somos solo dos jóvenes, sí; pero dos jóvenes que se aman como muchos adultos nunca han podido amar. Discutimos, reímos, hablamos, lloramos, nos hacemos de rabiar, nos insultamos, nos decimos te quiero; somos una pareja más en un mundo normal. Solo que él es mi mundo y yo soy el suyo; somos dos enamorados que se mueren el uno por el otro. Somos dos enamorados con un futuro planeado. Somos él y yo queriéndonos como nunca.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)