lunes, 7 de julio de 2014

Las cosas cambian

Caminaba siempre con su puta sonrisa en la boca, trasmitiendo ese optimismo tan suyo a todo el mundo. Si llovía, ella bailaba, y si hacía sol, simplemente le miraba con ternura. Si las cosas iban bien, era la primera en querer celebrarlo; y si iban mal, era la única que se mantenía ahí, estable, sacando adelante a todos y luchando por cualquiera, pensando en último lugar en su propia alegría. Era capaz de hacer feliz al más pesimista y de hacer reir al más soso. Pero aquella chica se cansó de tanto empujar a flote a todos y se acabó hundiendo. Puede que la veas algún viernes, cigarro en mano y alcohol en sangre. Y puede que la veas sonreir algún momento. Pero, si alguna vez la ves con ese brillo en los ojos que antes tenía,  por favor, para ese instante y haz que sea para siempre. Porque hace tiempo que ella dejó de ser feliz viendo como funcionaba la vida, que tanto bueno daba y tantas ostias recibía. Porque hace tiempo que empezó a fingir esa alegría cuando por dentro ya no era más que cenizas.

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