Amores idiotas, tontos, gays, estúpidos, verdaderos, cornudos, falsos, reales, dependientes, intolerantes, apasionados, alegres, bonitos, tristes, de película e incluso a distancia. Distintos tipos, pero todo son amores. Para unas parejas, el suyo será el mejor; y para otras, será lo contrario. Distintos puntos de vista, distintas formas de amar, pero amor al fin y al cabo.
No sé como me querrá él a mi, pero sé lo que quiero yo. Querría un amor sincero, un para siempre. Porque le quiero de una forma que nunca he querido, y me gusta. Me gusta la forma en la que me ha enamorado. Me gusta como me siento cuando hablamos, cuando me dice que me quiere. Me gusta que me diga que soy única, aunque sé que no es verdad. Me gusta echarle de menos todos los días y que de repente me salude. Me gusta soñar lo mismo todas las noches y levantarme sonriendo. Me gusta pensar como sería mi vida con él. Me gusta que sonría y que me cuente esas pequeñas cosas íntimas que solo se dice entre parejas. Me gusta pensar que es mío y que ninguna otra le ha conquistado. Me gusta pensar que el mundo será nuestro.
Pero odio los finales tristes. Odio que piense que no merezco la pena cuando me quiso tanto. Y odio que piense que besaba otros labios mientras deseaba los suyos.
Más que nada, odio no poder comerle la oreja en este momento y besarle con tanta pasión que no quepa entre los dos. Porque me gustaría tenerle todos los días de mi vida a mi lado. Y porque sé que le necesito, joder. Que por mal que lo demuestre, si le quiero.