martes, 30 de octubre de 2012

Es increíble la de veces que nos he imaginado juntos. La de veces que he soñado con levantarme dentro de unos años y estar en tu misma cama. La de veces que pensé que llegaríamos a viejos juntos y felices. 
Y la de veces también en las que deseo un ahora contigo. No te puedes imaginar todas las cosas que pasan por mi cabeza y la variedad de actos e historias con dos factores comunes: tú y yo. 
He soñado miles de veces con que estabas a mi lado y me besabas apasionadamente, con uno de esos besos que trasmiten un 'nunca voy a soltarte'. Nos he visto de la mano sin ocultarnos ni escondernos, sin secretos. He deseado una y mil veces comprimir los kilómetros en centímetros. 
Deseo, sueño, pienso, imagino; al fin y al cabo solo dejo volar mi maginación. Pero siempre con una misma temática romántica, siempre contigo de protagonista; y siempre diciéndome a mi misma que algún día serán realidad todas esas historias inventadas a medio acabar.

lunes, 29 de octubre de 2012

Probablemente seamos todos iguales. Porque nadie sabe observar bien. Ninguno somos capaces de escuchar cuando alguien lo necesita. 
No somos capaces de darnos cuenta que esa persona que siempre está alegre y se siente guapa incluso con una coleta informal, igual no es tan feliz. Igual no siempre confió tanto en si misma. E igual cuando llega a casa borra esa sonrisa de su cara porque no le gusta tanto la vida; porque se da cuenta de que lo más imprescindible en su vida es lo que no tiene al lado; porque se ha enamorado de un imposible que la podría hacer 100% feliz si estuviese ahí, pero no está.
Porque a veces tenemos amigos que intentan contarnos lo que les pasa e intentamos cambiar de tema porque nos incomoda. Porque igual nos habla de que el amor de su vida vive lejos y que le necesita, de que llora todas las noches esperando que las cosas puedan ir perfectas; y nosotros, decidimos hacer oídos sordos y hablarles de lo guapo que está el chaval del otro curso.
Porque todos tenemos muchos defectos, pero el más grande es no saber estar. No saber ser alguien para un especial que nos necesita ahí y en ese momento.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Es muy difícil darte cuenta de como se ha ido la vida cuando te paras a pensar. Joder, ver que sí quieres a alguien de verdad, pero no sabes si quieres intentar pasar un siempre juntos. De golpe, una noche, hay algo. Un algo que te hace recapacitar. Y hace dudar el por qué. Por qué se ha intentado algo que ahora parece imposible tanto tiempo. Por qué luchar por una puta distancia cuando hay grandes personas que pueden calmar la sed de besos aquí al lado. 
Vale, sí le quieres. Más que nunca a nadie y seguro que estás enamorada. Pero no parece suficiente en algunos momentos. Sentirse una puta mierda cuando él te echa en cara tus fallos, o que eres pequeña, o cualquier cosita insignificante que él sabe magnificar para que duela más; esos son momentos en los que ves que es una idiotez. Y en frío, no eres capaz de encontrar las razones que te hacían desear intentarlo aunque solo fuera por probar si un amor tan grande podía con la distancia. 
Y después de eso, ya no saber que hacer. No saber si contarle la verdad, porque sabes que su inmadurez no le dejará ayudarte elegir, pero en parte sentir que es una obligación advertirle de tus actuales sentimientos. Y al final, tomar la opción mas fácil e idiota: tumbarse a pensar en el sofá mientras escribes con el iPad.

sábado, 20 de octubre de 2012

Sigo siendo pequeña

Si que sigo siendo una niña pequeña. 
Sigo pidiendo todos los días mi bocata de nocilla. Y sigo riéndome cuando mis padres vienen a hacerme cosquillas por la noche. Y aún me gusta responder a Dora la Exploradora aunque no me oiga. Y me gusta hacer como que bailo. Y saltar en la cama de mis padres. Y en la ducha jugar a ser una cantante. Adoro tener las tardes entre semana libres y venir a casa con mi madre. Y jugar los sábados con las motos de críos. Y todavía lloro haciendo pucheros. Y me gusta arreglar las cosas poniendo cara pillina y justificándolo con 'era una broma'. Y me parece muy mono llevar dos coletitas en lugar de una larga melena planchada. Y cuando llevo botas de agua salto por todos los charcos que encuentro. Y sigue sin importarme que la gente me vea 'actuar'. 
Pero también, para algunas cosas, he crecido.
Que puedo sufrir con un desengaño amoroso. Que sé lo que es estar enamorada. Que puedo sonreír solo si me mira. Que me gusta que me besen apasionadamente, con besos de esos de 'nunca voy a soltarte'. Que ya sé que tengo un futuro por delante. Que hay gente que se ha ido de mi vida. Y maduro, maduro cuando sé que las cosas que diga pueden mal interpretarse. 
Pero sobre todo, maduro porque quiero un siempre y un contigo.

martes, 16 de octubre de 2012

Díaz González

Quizás no sea una brillante ovetense que puede estar ahí en todo momento. Quizás no sea tan increíblemente perfecta como para saber que decir en los malos momentos. Quizás no lleve toda una vida en sus caminos. Pero sé lo que merecen. Un apoyo para lo que sea. Que sepan, que estoy aquí para todo, aunque sea poco lo que pueda hacer. Que escucho si hace falta. Que distraigo si lo necesitan. Que aguanto uno y mil golpes si quieren descargar. 
Que vale que la puta distancia no me permite dar un abrazo que hace falta, pero si me deja dar ánimos. Y eso, lo quiero. Quiero que puedan levantar la cabeza y sonreir como ellos hacían antes. Porque se lo merecen. Porque hay pocas personas tan grandes como ellos.
 Dicen que en momentos así el adiós es lo mejor, pero no lo sé. Solo sé que se puede pasar mal. Y que jode. Pero que hay que quedarse con las pequeñas cosas buenas que hubo y siempre estarán. Y mirar el camino que queda y ver que hay otras personas que vendrán y dejarán huella. Y yo estoy dispuesta a ser una de esas personas que les ayude a avanzar, y que siempre siga con ellos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Mi

Amores idiotas, tontos, gays, estúpidos, verdaderos, cornudos, falsos, reales, dependientes, intolerantes, apasionados, alegres, bonitos, tristes, de película e incluso a distancia. Distintos tipos, pero todo son amores. Para unas parejas, el suyo será el mejor; y para otras, será lo contrario. Distintos puntos de vista, distintas formas de amar, pero amor al fin y al cabo. 
No sé como me querrá él a mi, pero sé lo que quiero yo. Querría un amor sincero, un para siempre. Porque le quiero de una forma que nunca he querido, y me gusta. Me gusta la forma en la que me ha enamorado. Me gusta como me siento cuando hablamos, cuando me dice que me quiere. Me gusta que me diga que soy única, aunque sé que no es verdad. Me gusta echarle de menos todos los días y que de repente me salude. Me gusta soñar lo mismo todas las noches y levantarme sonriendo. Me gusta pensar como sería mi vida con él. Me gusta que sonría y que me cuente esas pequeñas cosas íntimas que solo se dice entre parejas. Me gusta pensar que es mío y que ninguna otra le ha conquistado. Me gusta pensar que el mundo será nuestro. 
Pero odio los finales tristes. Odio que piense que no merezco la pena cuando me quiso tanto. Y odio que piense que besaba otros labios mientras deseaba los suyos. 
Más que nada, odio no poder comerle la oreja en este momento y besarle con tanta pasión que no quepa entre los dos. Porque me gustaría tenerle todos los días de mi vida a mi lado. Y porque sé que le necesito, joder. Que por mal que lo demuestre, si le quiero.

sábado, 6 de octubre de 2012

Frío, caliente.

Llega un momento en el que comprendemos por qué se dice 'frío' cuando estamos lejos del objeto que buscamos en el juego. 
Porque la distancia enfría. Y cuando apenas hay centímetros, ardemos.
 Nos enfriamos cuando no podemos ver a esa persona por mucho que la amemos. La echamos de menos, sí, pero poco a poco se va olvidando lo bonito que era tenerla cerca. 
Y nos calentamos cuando apenas hay unos centímetros entre nuestra boca y la suya, o la de otro. 
Duele sentirte el objeto, del que se alejan y simplemente sienten frío; y ver que poco a poco se va alejando más y le ves más pequeñito. Duele también que luego ese mismo se enfade si aparece otra persona que escucha la palabra 'caliente'. Pero él no estaba. No estaba para evitar que llegara otro. 
Por mucho que duela, por mucho que se intente evitar, solo se retrasa. Porque si hay distancia, habrá frío con él. Y siempre, llega otro que calienta. Y ante todo, él llegará a un punto en que olvidará qué objeto buscaba.

No comer perdices no vivir felices.

Cuando te cansas de escuchar falsos te quiero. Cuando te hartas de dar sonrisas fingidas. Cuando necesitas un abrazo pero sincero. 
Cuando estallas. Y descubres que infinito solo existe en matemáticas, que pocas veces la gente ama de verdad, que por mucho que queramos algo no lo conseguiremos.
Y que por mucho que queramos a alguien, no tienen por que querernos. Y que la gente se cansa. Y que los príncipes azules no quieren estar siempre. Y que las princesas, a veces, necesitamos un poquito de libertad para pensar. 
Y regalamos besos a cambio de falsas caricias. Y pedimos abrazos a cambio de falsas sonrisas. Y decimos te quiero a todos los que pasan por al lado nuestro y nos lanzan un beso al aire.
Y que a veces un horco de mordor es quien de verdad necesitamos. Porque tener príncipes azules está sobrevalorado. O mejor dicho, ir de horco en horco. 
Y muchas princesas, cuando han sufrido, se deciden a dejar un recuerdo suyo en todas partes. Y se lo dejan en los labios de otros. Y no porque las guste hacer sufrir a horcos, sino porque huyen de un príncipe al que no son capaces de enfrentarse.
Pero seamos sinceros. También hay princesas que posan su corona en la mesilla de noche, y se sientan en su cama con los pies colgando y el lazo del vestido apoyado sobre el colchón. Y lloran. Y lloran porque sufrieron de verdad. Y no son fuertes para enfrentarse a nada más. Porque encontraron a su príncipe y lo perdieron. O porque las traicionaron con otra princesa más mejor. O sencillamente, porque su cuento no fue tan perfecto como esperaban.
No comer perdices no vivir felices. Aunque tarde o temprano, habrá que levantarse y coger la corona otra vez. Y salir a enfrentarse a un mundo que un día se quedó grande. Que aunque ya no haya fuerzas para buscar príncipes, siempre hay jardines en los que mirar flores.

martes, 2 de octubre de 2012

Que sí lo siento.

La peor sensación del mundo es saber que has hecho eso que tanto odiabas. Que aquello que tanto te costaba perdonar, lo has hecho tú y exiges que te perdonen. Que aquello que tan difícil e imposible de hacer mal te parecía, lo has hecho con la mayor facilidad del mundo. Que eso que tanto daño te hizo y que nunca has podido olvidar, se lo has hecho sentir a alguien a quien de verdad querías. Que la has cagado hasta el fondo en algo que te prometiste no fallar. 
En resumen, que odiabas mucho a alguien porque hacía un montón de cosas que dañaban y ahora estás haciéndolas tú. 
Y encima peor, porque sabes que tú si  quieres a la persona a la que has hecho daño, no como quien te lo hizo a ti. Y pierdes su confianza, como es de esperar. Y le pierdes a él en sí, porque no quiere saber nada más de la idiota que le rompió el corazón en mil pedazos por un pequeño desliz. Y te das cuenta de verdad de como tenías que haber evitado hacer eso, pero es tarde. Y ahora, a pedir perdón y joderse con tu error.

Que la vida no es puta

La vida no es la puta, las putas son las personas que hay en ella. Son esas personas que quieren ir de amigas buenísimas y en realidad tu vida simplemente les es una más que cotillear y criticar cuando se aburren. Esas que no son capaces de entender cuándo lo pasamos mal y se dedican a exigirnos ser perfectos. Esas que deciden alejarse porque no saben perdonar ni un pequeño error. Esas que no saben estar ahí y dar un abrazo o un beso y decir palabras amables en un momento de necesidad de cariño. Pero también hay algunas, pero pocas, que de verdad saben estar. Y esas, saben animarnos y consolarnos como nadie. Y también, lo más importante, saben querernos. Y esas, esas son las personas por las que merece la pena vivir. Y esas mismas por las que merece la pena decir: Te has ganado el mundo, cielo.