Sigo pidiendo todos los días mi bocata de nocilla. Y sigo riéndome cuando mis padres vienen a hacerme cosquillas por la noche. Y aún me gusta responder a Dora la Exploradora aunque no me oiga. Y me gusta hacer como que bailo. Y saltar en la cama de mis padres. Y en la ducha jugar a ser una cantante. Adoro tener las tardes entre semana libres y venir a casa con mi madre. Y jugar los sábados con las motos de críos. Y todavía lloro haciendo pucheros. Y me gusta arreglar las cosas poniendo cara pillina y justificándolo con 'era una broma'. Y me parece muy mono llevar dos coletitas en lugar de una larga melena planchada. Y cuando llevo botas de agua salto por todos los charcos que encuentro. Y sigue sin importarme que la gente me vea 'actuar'.
Pero también, para algunas cosas, he crecido.
Que puedo sufrir con un desengaño amoroso. Que sé lo que es estar enamorada. Que puedo sonreír solo si me mira. Que me gusta que me besen apasionadamente, con besos de esos de 'nunca voy a soltarte'. Que ya sé que tengo un futuro por delante. Que hay gente que se ha ido de mi vida. Y maduro, maduro cuando sé que las cosas que diga pueden mal interpretarse.
Pero sobre todo, maduro porque quiero un siempre y un contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario