sábado, 26 de mayo de 2012

Aún hoy día recuerdo cuando era pequeñita y soñaba con mi príncipe azul; me imaginaba que a los 14 años sería alta, guapa, lista, maja, perfecta y tendría el novio más maravilloso del mundo. Que siempre me besaría y siempre sonreiría y daría todo por mi, sin rechistar. Y aún hoy en día sueño con que la vida que estoy viviendo no sea más que un mal sueño del que despertaré. Porque no seré alta ni guapa ni lista ni perfecta, pero pensaba que tenía a mi príncipe azul perfecto. Y ahora que no le tengo me doy cuenta: ¿de veras pensaba que un príncipe era lo mejor? En las historias de princesas siempre acaban cn la boda pero ¿acaso alguien sabe que va después? ¿Hay alguien que pueda confirmar que son felices, se respetan y nunca se insultan? Me parece que no... No seré una princesa de cuento de hadas pero si soy la reina de mi vida. Una vida que no será perfecta pero algo tendrá. Soy una reina peculiar porque no tengo ni mucho menos las características habituales de la realeza de verdad. Pero aún así esperé a mi príncipe. Ahora ya se fue y no. No pienso esperar a que llegue otro príncipe y se vaya tal como el primero. ¿Para qué? ¿Para sufrir? ¿Para pensar que me quiere y luego darme cuenta de que no?Para eso prefiero que no sea un príncipe. ¿Qué tal un yigoló? Sí, quizás sea lo mejor. Que vale que no me dirá te amo, pero:¿acaso importa? Prefiero no oír te amos a oírlos sin ser sinceros. Prefiero besos fríos a besos que aparenten calidez. Y ¿sabes por qué? Por que si no busco ni espero a mi príncipe al menos estaré preparada. El yigoló se irá, pero podré decir: lo sabía. Y no dolerá, porque ya me lo esperaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario