Una vida por vivir. Amistades pasajeras y otras por descubrir. Amores pero también desamores. Historias y cuentos de hadas y princesas por oír. Sonrisas por regalar. Gente que perder. Rincones por descubrir. Historias que confesar. Motivos para luchar. Sentimientos indescriptibles. Llantos en silencio. Y sobre todo, personas en las que confiar.
sábado, 26 de mayo de 2012
Vivo en un mundo en el que los grandes caen. En el que son los pequeños los que deben ser fuertes. Y no los que son pequeños como personas, sino los que son pequeños pero muy grandes. Los mayores quieren ser niños, sin darse cuenta de que por ello los niños deberan ser mayores. Y los niños, ellos solo quieren ser eso. No quieren tener que pensar en si discutiran sus padres o en si el otro estara enfadado. Quieren jugar y reir y correr y bailar.Y sin apenas darse cuenta, poco a poco, se crea una sociedad asi, en espejo a la que deberia ser. Y llega un momento en el que tanta madurez prematura no es posible. Que desborda el intento de perfeccion y el intento de equilibrio y estalla todo. Porque exigir madurez a un crio es como exigir a un sordo que reconozca una cancion, pero exigir a un mayor madurez es como exigir a un listo decir 2+2. Pero: ¿si nadie se da cuenta? Tampoco pasara nada, porque cada joven podra exigir lo suyo en el tiempo en el que le tocaria ser mayor...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario