jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuando la vida juega sus cartas.

Cuando alguien se nos va, no nos damos cuenta en el momento de lo malo que eso conlleva. Puede que sospechemos algo, pero no lo sabemos bien. 
Es a la larga cuando nos va faltando, cuando nos damos cuenta de lo importante que ese alguien nos era. Quizás no por ser una persona, sino por quién era o por qué hacía. 
Quizás echemos de menos sus actos, porque solo él era capaz de hacer todo eso tan especial e importante. Quizás echemos de menos a la persona en sí porque la queríamos demasiado. O quizás, solo quizás pero probablemente, eches de menos las dos cosas.
 Porque necesitas que vuelva a sonreírte y a trasmitirte esa calma y ese "todo va a ir bien", necesitas que esté ahí para animarte como sabía o simplemente porque verle te da la confianza que te falta. Y también necesitas sentir que le tienes al lado, que sigue ahí, que está bien y que es feliz, porque le quieres.
Pero la vida es demasiado dura a veces, sobre todo en algunos momentos. Cuanto más, en esos en los que debes decir adiós y nadie te ha podido preguntar si querías hacerlo. Porque la vida no nos da opciones. Porque no nos da a elegir. Y cuando la vida juega sus cartas, nos toca jugar. Y ser fuerte. Y aguantar lo mejor que se pueda, tirando hacia delante en todo momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario