Una vida por vivir. Amistades pasajeras y otras por descubrir. Amores pero también desamores. Historias y cuentos de hadas y princesas por oír. Sonrisas por regalar. Gente que perder. Rincones por descubrir. Historias que confesar. Motivos para luchar. Sentimientos indescriptibles. Llantos en silencio. Y sobre todo, personas en las que confiar.
domingo, 15 de julio de 2012
Aquí estamos, princesas.
Bueno princesas, ya sé que hemos cambiado los tacones por un par de Converse. Y también que ya los vestidos largos son un incordio y preferimos los vestidos cortos que solo tapan lo justo. Y que ahora nos enfadamos y gritamos y no lloramos perlas y se nos escapan insultos. ¿Pero eso cambia las cosas? No, la corona la seguimos teniendo. Y seguimos siendo princesas.
Por cierto, lo más importante: no hay nada malo en ser una princesa soltera. Que no tengamos príncipe y hayamos salido con embusteros no es nada malo, todos cometemos errores, incluso las princesas. No hay prisa en conseguir el príncipe de verdad, porque si solo pensamos en encontrarlo en cuanto antes, lo más probable es equivocarse y coger el príncipe de otra, y no ser felices con él. Es bonito buscar. Bonito ir viendo poco a poco y pensar quién será en el final nuestro príncipe azul, nuestro amor verdadero.
Pero mientras tanto, todas las princesas a mostrar su sonrisa más bonita con la cabeza bien alta. Y a demostrar a todo el mundo que somos más fuertes que nunca, más princesa que ninguna. Con fallos y errores, pero perfectas.
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