viernes, 27 de julio de 2012

Mi almohada está orgullosa de mi porque hace días que no la mojo con lagrimas. El espejo de mi cuarto brilla mas porque ahora en él se mira no una niña insegura, sino una joven valiente y fuerte. Los azulejos de la cocina ya no me soportan contándoles mis penas. Mi ducha sigue igual mas o menos, solo he pasado de cantar canciones tristes a cantar lo mas alegre que se ha escrito. En el historial del tuenti en mi ordenador ya no se repite su nombre mil veces. El helado de chocolate ahora tiene otra utilidad. Solo hay una cosa que no cambia, ese billete de tren sigue guardado en el mismo cajón.

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