miércoles, 25 de julio de 2012

Me gusta viajar. Adoro sentarme en la parte derecha del coche, atrás, y estirar las piernas en los otros dos asientos. Y me encanta ponerme el gorro de paja y mi camiseta de cuadros cuando voy lejos. Saco siempre el iPod de mi mochila, pongo la música de despitaos a todo volumen. Apoyo mi cabeza en el cristal negro. y miro por la ventana. Y pienso. Me gusta imaginar como sería mi vida siendo otra persona, y siempre acabo dándome cuenta de que me gusta ser yo. Y bueno, me imagino como seguir escribiendo lo que siento, pero no me sale. Y menos días como hoy. Que me odio por ser tan ingenua. Y por creer en que podría ser, en que he sido especial para él. Y me digo a mi misma que joder, que debo madurar. Pero me doy cuenta de que ya está, ya lo he hecho. Ya he aprendido a ver que cosas merecen la pena en la vida. Y a sonreir a pesar de saber que estoy hundida. Y que nada es eterno y que algún día me iré dejando borrosas pistas de mi existencia. Pero lo que me jode, es haber madurado lo suficiente para saber que las historias de amores verdaderos y príncipes y princesas existen solo en las pelis. Porque no me importaría seguir soñando con encontrar mi media naranja, aunque luego no lograría cumplir el sueño. Y los sueños si estan hechos para cumplirlos, y lo haré. Cumpliré hasta mi último deseo antes de suspirar por última vez.

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