Una vida por vivir. Amistades pasajeras y otras por descubrir. Amores pero también desamores. Historias y cuentos de hadas y princesas por oír. Sonrisas por regalar. Gente que perder. Rincones por descubrir. Historias que confesar. Motivos para luchar. Sentimientos indescriptibles. Llantos en silencio. Y sobre todo, personas en las que confiar.
sábado, 7 de julio de 2012
Otro fracaso y más peso en la maleta
Ya sé que tú viviste tu vida. Y ahora me toca a mi recuperar la mía. He perdido mucho tiempo buscando en ti cosas que no tienes, así que ahora me enfrentaré a la realidad, con una pérdida de tiempo en la maleta y un fracaso bajo el brazo. Sinceramente no esperaba que te volvieses como yo, pero si soñaba que al menos dejases esos juegos tan tuyos, por mi, por amor. Y bueno, fue demasiado para ti. Pero lo jodido del tema, es que encima eras tú el que se quejaba, cuando solo yo tenía motivos para hacerlo. Te perdoné mil errores creyendo que me los perdonabas tú a mi. Te di mil besos creyendo que los necesitabas porque solo me tenías a mi para eso. Te dije mil te quiero esperando que sintieras lo mismo. Y todo para nada. Por un capricho juvenil. Porque encima estupidez. Que si simplemente querías saber lo que se sentía no hacía falta enamorar, no era necesario hacer sufrir.
Pero tranquilo, que con una verdad en Comic Sans en el puño de mi mano, abrí los ojos. Sufrí tanto así, lloré tanto allí, gané tan poco contigo: que me harté. Me cansé, sí. Decidí que no mereció la pena; miento: no mereciste tú la pena; lo nuestro quizás sí.
No espero que mientras cojo el último tren que queda y con mi maleta un poco más llena vengas a despedirte y sufras, pero si espero algo de ti porque creo que algo de corazón te queda.
Yo creo que dentro de unos meses igual ves una foto mía. Estaré cambiada, más delgada, más guapa, más sonriente. Y recordarás todo aquel curso, aquel principio de verano.
Y si sufrirás, y te darás cuenta de que si te enamoras otra vez, cambiarás. O quizás cambies aún porque me amas a mi. Y en ese caso vendrás, a pedir perdón y a jurar un verdadero cambio. Y yo decidiré si merece la pena aguantarte otra vez.
Pero de momento, es un adiós, porque no pienso dejar que sigas teniendo todo y disfrutes de mi amistad.
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